¿Qué rayo atraviesa la estepa,
qué fulgor donde la playa es espejo
y el cielo mar de vapor formidable?
Sentada en un círculo de piedras
remoto templo, defiendo la ganancia
que el nuevo dios ha traído.
Soy aquella y sos esta. Una
al blóque pétreo de la historia
encuentro la sangre del sacrificio
ascendiendo al cielo. Zumo de oscuro
remanente, de constante oración
por lo que declina y asciende
sobre el inmenso altar de la tierra.
Nini Bernardello
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